COMUNIDAD COFÁN EN SUCUMBIOS LLEVA ADELANTE INCIATIVA PARA CONTRIBUIR AL AUMENTO DE DOS ESPECIES DE TORTUGAS DE RÍO.
A finales de los años 80, la comunidad indígena Cofán de Zábalo, dentro de la Reserva de Vida Silvestre Cuyabeno, en Ecuador, se alarmó por lo que estaba sucediendo en las orillas del río Aguarico. Como en todos los demás afluentes del Amazonas, la caza intensiva de tortugas de río amazónicas de manchas amarillas (Podocnemis unifilis) y la recolección de sus huevos estaba causando una disminución dramática de su población. Las tortugas de agua dulce que históricamente habían alimentado a los pueblos cercanos y que solían ser abundantes estaban desapareciendo.
"Nosotros caminábamos por el río en las diferentes playas recogiendo huevos. Los indígenas, los colonizadores y todos los grupos de personas que estaban ahí recogían tortugas y se las comían", cuenta Felipe Borman, originario de Zábalo y miembro del Fondo de Supervivencia Cofán ( FSC ), una organización dedicada a la conservación de la cultura de este pueblo indígena y de la selva tropical donde viven. "No tenemos los números exactos de cómo era antes, pero los ancianos dicen que antes había muchas tortugas de río amazónicas de manchas amarillas y que, si bajabas al Aguarico, las tortugas estaban ahí, tantas como piedras".
"Sabemos que desde que los humanos llegaron a la zona, con la construcción de sus comunidades, las tortugas disminuyeron", dice Borman. A finales de los años 80, en la temporada de recolección de huevos, entre agosto y enero, encontraron solo 180 nidos de tortugas. Ese fue el momento en que la comunidad de Zábalo se preocupó y decidió tomar medidas.
La idea de los lugareños era hacerse cargo de los impactos y cambiar la visión que tenían como comunidad de la especie. La primera acción para protegerlas, en 1989, fue autoimponerse una prohibición total de su consumo.
"El primer año no se las comieron, pero vieron que no había tantos efectos positivos porque los nidos seguían siendo vulnerables", dice Borman. "La comunidad de Zábalo no se estaba comiendo los huevos, pero otras comunidades que caminaban por el río sí lo hacían, al igual que los depredadores naturales en las playas. Entonces dijeron: 'Tenemos que protegerlas más'". Borman ha estado trabajando y viviendo con tortugas de río amazónicas de manchas amarillas casi toda su vida, desde que era un niño.
La segunda acción que emprendió el pueblo de Zábalo, en 1991, fue trasladar los nidos a playas más altas para que no fueran asaltados por la gente y para que no se vieran afectados por las crecidas del río. Los primeros ensayos dieron como resultado la liberación de más de 200 crías de tortuga. Poco a poco, las familias comenzaron a experimentar y mejorar su trabajo con la especie. Entre 1994 y 1995, vieron nacer 990 tortugas, e incluso empezaron a recibir los primeros incentivos económicos de ONG para construir las primeras playas artificiales y piscinas junto a las casas de los Cofán para criar a las crías antes de devolverlas a la naturaleza.
Ese fue el inicio de una estrategia que involucró a toda una comunidad y a organizaciones e instituciones que, a lo largo de las siguientes dos décadas, vieron nacer a más de 100.000 tortugas de río amazónicas de manchas amarillas en su territorio, según datos del equipo de lugareños y expertos de WWF, el Fondo de Supervivencia Cofán y el Instituto Nacional de Biodiversidad de Ecuador (INABIO).
Sus métodos de eclosión han mejorado hasta el punto de que el 81% de los huevos eclosionan con éxito. A fines de 2023, se publicó en la Revista Latinoamericana de Herpetología un estudio realizado por la comunidad y un grupo de científicos que detalla sus logros.